8 de junio de 2015

Artículo de Análisis: "Los grandes mitos del amor que pueden llevar al desamor"

Los grandes mitos del amor que pueden llevar al desamor
El mito del amor: “El amor lo puedo todo”.
El  mito del carácter: “Yo soy así y no tengo porque cambiar”.
El mito del tiempo: “El tiempo lo va a arreglar todo”.
El mito de la sinceridad: “Yo soy muy franco y… si hace algo mal se lo tengo que decir…”
El mito de los hijos: “Cuando tengamos hijos, todo se solucionará”.
El mito de las emociones: “El amor y las emociones salen de dentro, por lo que aprender a convivir es algo artificial”.
El sexo se da naturalmente, aún con los años.
A veces es mejor callar para no tener que discutir.
En resumen, todos estos mitos nos pueden llevar a no actuar de manera directa sobre los acontecimientos ya que se da por hecho que, de una u otra forma, las cosas se arreglarán o se destruirán por si solas. No hay nada que podamos hacer para cambiarlo salvo dejarnos llevar.
Discusiones de pareja: “Los 4 errores más frecuentes” 
Cuando una discusión toma el camino del sarcasmo, la crítica negativa y la conversación ha tenido un “planteamiento violento” (sin confundirnos con aquello que mencioné sobre relaciones tóxicas) es probable que acabe en fracaso, por lo que más vale hacer borrón y cuenta nueva, y empezar otra vez con la conversación.
Los cuatro errores más frecuentes que habría que evitar en los momentos de discusión:
Críticas. Cuando son globales, palabras negativas sobre el carácter o personalidad. Incluye culpa y difamación. El problema de las críticas es que cuando se hacen constantes allanan el camino para los otros errores, más peligrosos.
Desprecio. Sarcasmo, escepticismo, burla, humor hostil. Envenena las relaciones porque implica disgusto. El desprecio aumenta siempre el conflicto en vez de favorecer la reconciliación. Supone rebajar al otro y situarse en una posición moral superior. La beligerancia, prima del desprecio, es igualmente letal para una relación. Es una forma de enfado agresivo porque contiene una amenaza o provocación.
Actitud defensiva. La pareja agresiva no da su brazo a torcer ni pide perdón. Esto ocurre porque la actitud defensiva es en realidad el modo de culpar a la pareja. La actitud defensiva no hace sino agravar el conflicto y por eso es tan peligrosa.
Actitud evasiva. Actuar como si no le importara en absoluto lo que el otro dice, como si ni siquiera le oyera, con la consecuente frustración por parte del otro miembro de la pareja y el empeoramiento de la situación. Pues el mensaje que le envías, es, “No existes”…
Estos y otros temas pueden ser tratados en terapia de pareja, consulte con un profesional, sobre todo, si aún hay amor.
Lic. María Maldonado
Terapeuta Familiar
MP: 61787